Desinfección inicial: Antes de comenzar con el tratamiento de Pedicura de Rehabilitación con piedras calientes, lo primero es darles un buen baño de limpieza a esos pies con productos antisépticos. La higiene es clave, ¡ya lo sabes!
Remoción de durezas: Hora de poner en marcha las limas, las fresas o las herramientas que te saquen esa capa dura de callos que no hacen otra cosa que interrumpir el flujo de energía de tus pies. Aquí hay que suavizar y pulir la piel.
Exfoliación suave: Aplicar el exfoliante es casi como darle a la piel un respiro. Con él, las células muertas se van volando y la piel empieza a respirar de nuevo. Además, es como preparar el lienzo antes de pintar: para que los tratamientos penetren mejor, hay que dejar que la piel esté bien preparada, suave y libre de restos.
Aplicación de piedras calientes: Y aquí llega la magia. Las piedras calentitas, esas maravillas que no solo son un adorno en el spa, sino que alivián tensiones y mejoran la circulación. Deja que esas piedras trabajen en tus pies como si fueran el mejor masajeador de la historia, aliviando hasta la última fibra muscular.
Masaje relajante: Ahora, si las piedras calientes no te han dejado en un estado zen, el masaje relajante lo hará. Con los aceites esenciales, el masaje fluye de una manera que tu cuerpo grita: «¡Gracias!» Es como un mini-vacaciones para tus pies, pero con el plus de que después te sentirás ligero y renovado.
Tratamiento de hidratación: Y como si no fuera suficiente, ahora toca nutrir esos pies. Porque, seamos sinceros, ¿quién no necesita una buena dosis de hidratación? La crema o aceite no solo se aplica, se masajea, se absorbe, y se disfruta. Es como un capricho para la piel, pero totalmente necesario.
Tiempo de reposo con piedras: Si pensabas que las piedras se iban a ir tan rápido, ¡estás equivocado! Deja que hagan su magia un poco más, permitiendo que los beneficios terapéuticos se asienten en cada rincón de tus pies. Este tiempo de reposo no es solo para relajar, ¡es para potenciar la circulación!
Retiro de piedras y residuos: Ya que las piedras cumplieron su trabajo, llega el momento de retirarlas. Un buen enjuague de esos pies con agua tibia para eliminar cualquier residuo de crema o aceite.
Hidratación final: Y para terminar, ¡no puede faltar la hidratación final! Una capa extra de crema para sellar todo el trabajo hecho. Es como ponerle la cereza al pastel. Esa hidratación que, no solo deja los pies suaves, sino que les da el toque final para mantenerlos nutridos durante días.
NOTA: El esmaltado normal está incluido en el servicio. Si optas por el esmaltado permanente, se añadirá un suplemento de 10€.